Por qué algunos amores nunca mueren

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Redacción Editorial Phrònesis.
“Es fácil quitarse la ropa y tener sexo, las personas lo hacen todo el tiempo. Pero abrirle tu alma a alguien, dejarle entrar y que sepa lo que piensas, lo que sientes, que sepa cuáles son tus miedos y tus sueños… Eso es estar desnudo”.
  • Rob Bell
Hace más de 30 años, el psicólogo Robert Sternberg publicó lo que aún hoy se conoce como“Teoría Triangular del Amor”, un modelo que no solo permite comprender por qué algunos amores se conservan intactos llegando a durar lo que dura toda una vida, sino también por qué se marchitan y mueren otros, a veces a destiempo y a deshoras, sin culpa y sin remedio, como si no hubiese existido nunca entre ellos el lazo del afecto.
Sternberg explicó dividiendo en siete dimensiones los segmentos de un triángulo cómo el amor consumado, aquel que muchos llaman “amor verdadero” o “amor de la vida”, se compone de tres elementos que dependen el uno del otro para dar cuerpo y forma a la perfección: la intimidad, lapasión y el compromiso.
La primera se apoya en la confianza, la proximidad que une a dos personas y que, poco a poco, da solidez a un vínculo donde las emociones y los sentimientos se desnudan sin que la vergüenza los opaque. La intimidad se manifiesta, así, en la certeza casi mágica de ser entendido por el otro… de que el otro es un espejo. La pasión conjuga el deseo sexual y el placer físico que solo se obtiene a través de la unión de los cuerpos. Y el compromiso se basa en la apertura, la decisión y voluntad con que una persona se dispone a compartir su vida con otra, a pensar y actuar por un “Nosotros”.
De las siete dimensiones de la pirámide, seis se componen de solo dos elementos y una, el amor consumado, de tres. De este modo, Sternberg distinguió seis tipos de amor ajenos al “amor verdadero” que al no mostrar componentes sólidos (intimidad, pasión o compromiso) podían tornarse planos y vacíos con el tiempo hasta que, tarde o temprano, se disolvían.
Pero ¿qué condena ciertos amores a la muerte? ¿Qué hace que el amor consumado no deje de serlo a pesar de los encuentros y desencuentros del día a día? ¿Son la intimidad, la pasión y el compromiso igual de importantes o existe acaso un punto clave? ¿Un secreto para el amor eterno?  
El amor nunca muere de muerte natural. Muere porque no sabemos cómo reponer su fuente. Muere de ceguera, de errores y traiciones. De enfermedad y cicatrices.
Muere de cansancio, de falta de brillo. Entonces, el amor muere.
  • Anaïs Nin
Si bien el placer físico es un ingrediente fundamental para que una relación se conserve y logre la solidez que le permita durar muchos años, los estudios han demostrado que el sexo no es una dimensión capaz de influir sobre el desarrollo de otras. El número de encuentros sexuales no garantiza que se fortalezca la apertura al compromiso o la cercanía emocional. Dicho de otra manera: el sexo por sí solo no basta. Pero tampoco basta el amor.
En junio de 2015, investigadores de la Universidad de Purdue y la Universidad de Chile publicaron los resultados de un estudio que buscaba definir qué tan importante era la amistad en parejas que, a pesar del tiempo, seguían amándose con la misma pasión e intensidad. La investigación tomó en cuenta cómo influía el tiempo compartido en actividades afines en más de 300 parejas divididas en dos grupos de estudio, y concluyó que el amor, el compromiso y el placer sexual crecen con el paso de los años cuando, además de existir contacto físico y estabilidad, ha nacido en la pareja un cierto compañerismo que se alimenta de la confidencia y el juego. Cuando los amantes, más que ser amantes, son cómplices. 
“La evidencia revela que la amistad es un predictor sólido y positivo de relaciones basadas en el amor, el placer sexual y el compromiso”, explica Laura E. VanderDrift de la Universidad de Purdue,“y que estos beneficios se obtienen de la amistad y no de otros aspectos individuales, como el placer sexual”.   
La idea de que el amor puede ser “buscado” o “encontrado” es la idea de un amor condenado a morir. La convicción de que el placer físico es una prueba de amor, o que los impulsos ingobernables que llevan a sentir y actuar de cierta forma son la auténtica muestra de un romance para toda la vida, es la vía principal que conduce al desengaño y la decepción cuando el tiempo abre las puertas a la realidad, y esta realidad es que el amor no se enjaula ni se retiene.  
La efervescencia, la agitación y el hormigueo que entumece las yemas de los dedos eventualmente desaparecen y entonces, cuando el espejismo del enamoramiento acaba, solo queda una cosa: el amor que fue construido o la nada.  
Un amor que se alimenta día a día de sueños, ideales, tristezas e insomnios vividos entre dos es un amor basado en la amistad. Compartir el mismo tiempo y espacio sin que exista un vínculo real de cercanía no es suficiente, solo cuando la intimidad y la confianza crecen con cada anochecer y despertar somos capaces de llevar a cabo dos tareas fundamentales: mostrarnos tal y como somos, y animar al otro a mostrarse tal y como es.
La humildad y transparencia de la amistad nos permite aceptar a quien amamos con todo lo que siente y lo que piensa, sin altas expectativas de una “versión mejorada” que suele brotar del egoísmo. Y es ahí donde nace la inmortalidad que une a los cómplices de vida: en la certeza de que uno puede ser y que siendo lo que es, sin apariencias y sin máscaras, no podría ser más
Fuente :http://www.elartedesabervivir.com/articulos/pareja-y-sexualidad/Por-que-algunos-amores-nunca-mueren