La casa que llevo conmigo
Con su aliento dio a luz.
Rugiendo como el trueno
caminó sobre la nada
haciendo brotar un bosque.
Bellas y delicadas eran sus ocultas manos
como las gotas del rocío cayendo sobre
las hojas.
Con paciencia tejió telarañas
por donde el arco iris pudiera deslizarse.
Se desplazó con sutileza
como un río o tormenta de mariposas:
la creación floreció bajo sus pies,irrumpiendo como el viento
llenó el vacío con anhelo.
Tan súbitamente como un gato,
como el cerrar de un ojo,
como un ladrón por la ventana,
su aliento hizo la noche y así la noche llegó arrastrándose.
Su mirada…
esa mirada tan dulce, tan terrible, tan oscura
un pozo tan hondo que nadie llegará a tocar el fondo.
Eje que sostiene al universo, ahí estará:
carcajeando, celebrando impetuoso,sin olvidar la oscuridad sin olvidar el dolor
esa aguja que pica al corazón
Canción eterna:
fuego en su mirada,
inspiración de estas palabras
y tantas otras que aún no he oído,brazos fuertes a mi lado
hoguera que nunca se achica
Y para regresar a mí,
entre la violencia del amor
que germina en cada rincón,
ese día tan maravilloso y tan terrible,me hizo:una llama,
una gota de lluvia,
un puñado de cenizas,
el dulce aullido del viento,
un pájaro condenado,
una estrella que juega con la luz de la luna.
De todo esto estoy hecho.
Me hizo saber y me hizo desear sediento busco el manantial de la belleza.
Desde entonces,
paso los días intentando descifrar en dónde estoy.
Una fría mañana desperté
y supe que no estaba en ningún lado.
Del árbol de la desesperación tal vez un día
nazca un fruto.
Seguí la ruta del amor,
me quedé casi desnudo.
Fui arrastrado hacia la soledad,
ahí encontré mi fuerza.
Perseguí el camino de la pasión,con acertijos me encontré.
Tomé el camino de la rebeldía,
y me encontré a mí mismo.
Tomé el camino de la aceptación,encontré la felicidad.
¡No sé dónde estoy!
soy un aventurero
donde quiera que vaya llevo mi casa conmigo:
llevo mi corazón.
Ekiwah, octubre de 2001.